Nacido, como no podía ser de otra forma, en la cuna del capitalismo y el consumismo, según informa «El Saldo diario», el Black Friday fue concebido por un grupo de publicitas estadounidenses como una fecha oficial que marcase el inicio de la campaña de compras de Navidad después de la celebración del Día de Acción de Gracias. El también conocido como «Viernes Negro» llegó al Estado español en el año 2012 de la mano de una empresa de tecnología y a día de hoy es ya una cita ineludible nuestro calendario marquetiniano, así como en el de casi cualquier país occidental.
Los eventos consumistas como el Black Friday («Viernes Negro») parecen especiales, ofertas para aprovechar ahora o nunca; pero realmente hay más de una decena de eventos a lo largo del año que fomentan el consumo excesivo de artículos que no necesitamos. La publicidad consumista, la búsqueda exponencial de beneficios de las grandes empresas, la obsolescencia programada, la globalización y las modas hacen que compremos muchos más artículos de los que necesitamos, y de los que el planeta puede proporcionarnos; en lugar de apostar por la reparación, el intercambio y el decrecimiento del consumo.
Como recuerda la organización ecologista Greenpeace, vivimos en un planeta con recursos limitados, pero aún así, utilizamos muchos más de los que necesitamos. Con el actual ritmo de consumo, necesitaríamos tres planetas para suplir la demanda actual de todo tipo de artículos. La publicidad consumista, la búsqueda exponencial de beneficios de las grandes empresas, la obsolescencia programada, la globalización y las modas que hacen que compremos muchos más artículos de los que necesitamos, y de los que el planeta puede proporcionarnos.