La factura de la luz: entre la regulación y el precio libre

El diario digital asturiano «NORTES» publica hoy (pinchar aquí) un artículo de Pablo García, sociólogo de la Unión de Consumidores de Asturias, en el que hace un repaso a la situación del mercado eléctrico y hace algunas recomendaciones para ahorrar en la factura de la luz.

El artículo comienza constatando que «mucha gente está cabreada estos días porque ha recibido la factura de la luz con un cargo que antes no existía: “Mecanismo de ajuste RDL 10/2022”. Un coste que implica un incremento de entorno al 40% en el precio acordado con la comercializadora. Es decir, entre 30 o 40 euros más del precio que venía pagando en el mercado de precio libre». Mientras que quienes tienen contrato regulado PVPC no se les incorpora ningún concepto nuevo, al estar ya incluida la compensación al tope en el precio final.

En todo caso hay que resaltar que «el mecanismo del tope de la luz que se aplica en España y Portugal permite que los precios no suban tanto como en el resto de Europa, donde están pagando por megavatio de electricidad, prácticamente, el doble. Si comparamos los precios de estos días en los mercados europeos, el precio medio diario en España es de 134,3 euros/MWh, mientras que en Alemania el precio es de 260,6, en Francia de 260,5 y en Italia de 263,6″.

«En resumen, pagamos una factura de la luz más barata que si no contásemos con el mecanismo del tope de la luz, pero mucho más elevada que si el Ministerio de Transición Ecológica adoptara medidas más tajantes contra los intereses del oligopolio».

A río revuelto ganancia de pescadores

De otra parte, la aplicación del mecanismo de ajuste ha disparado la habitual picaresca de las comercializadoras, modificando los contratos de mercado libre con precio fijo firmados antes del pasado 26 de abril, para aplicar el mecanismo de ajuste cuando aún no toca o modificando el contrato sin previo aviso para empezar a incluirle en la factura el nuevo coste de forma fraudulenta.

En relación a la modificación de contratos de luz vigentes, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) advierte que si se ha contratado un precio fijo para la duración del contrato, las variaciones que haya en el precio del mercado de producción de electricidad (ya sea por la evolución de los precios de los combustibles, del precio del CO2 o de los impuestos sobre la generación) no deben ser trasladados a las personas consumidoras a través de una modificación del precio del suministro. El riesgo de estas posibles variaciones debería estar internalizado en el precio de este tipo de ofertas. Por tanto, en estos casos, las modificaciones que están realizando los comercializadores antes de la finalización del contrato o su prórroga, no son acordes a lo previsto en dicho contrato.

Asimismo, es importante saber que las personas consumidoras tenemos derecho a que las comercializadoras eléctricas nos informen sobre cualquier intención de modificar los precios o las condiciones del contrato al menos un mes antes de que dicha intención se materialice. Además, en las comunicaciones relativas a la modificación de los contratos que nos deben enviar con, al menos, un mes de antelación a la finalización, las comercializadoras tendrán que incluir una comparativa de los precios aplicados antes y después de la revisión, así como una estimación del coste anual del suministro antes y después de la revisión.

Cómo ahorrar en la factura mientras disputamos el poder al oligopolio

1. Si estando en el mercado libre (es decir, si recibimos factura de Total Energies, Iberdrola, Endesa, Naturgy o Repsol) nos han incluido en la factura el coste del mecanismo de ajuste porque el contrato se renovó con posterioridad al 26 de abril, lo que procede es entrar en el Comparador de Precios de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), el único fiable o, más fácil aún, consultar con nuestro móvil el código QR de nuestra factura de luz, y comprobar, fácil y rápidamente, si nos interesa alguna de las ofertas de precio libre o la tarifa regulada PVPC. Salvo que tengamos penalización por permanencia en el contrato, podemos cambiar de compañía cuando queramos, aunque en la factura veamos un texto que dice “el contrato tiene duración hasta fecha…”, eso no significa obligación de permanencia.

2. Otra recomendación para pagar menos por la electricidad es ajustar la potencia contratada. Tener más potencia de la que hace falta es derrochar dinero. Una manera sencilla de averiguar si tenemos más potencia de la que necesitamos es si no saltan los plomos, por lo menos, dos veces al año. Ello es indicativo de que tenemos más potencia de la que necesitamos.

3. Otra manera de ahorrar es aprender a gestionar nuestro consumo. Como explica Alba del Campo, “el consumo energético es como la cesta de la compra. La vamos llenando cada vez que encendemos un electrodoméstico, con la salvedad de que en el mercado compramos sabiendo el precio de cada cosa, y la cesta energética la llenamos a ciegas. Un ejemplo: una lavadora que pongamos a 30℃ gasta 3 veces más que en frío. Si la ponemos a 40℃, gasta 6 veces más, y a 50℃ 12 veces más. Es decir, que en nuestra cesta de la compra energética, lo mismo metemos caviar, que mortadela y a final de mes nos llevamos las manos a la cabeza. Por tanto, aprender gestión energética es entender qué gasta más y qué menos para poder tomar decisiones informadas”.

Al igual que si tenemos tarifa regulada PVPC, es recomendable ajustar los consumos más elevados a las horas con precio más barato, puesto que hay diferencias de precio sustanciales entre las horas punta, llano y valle.

«Ahora bien, más allá de las decisiones personales para pagar lo menos posible por la luz, más allá de contratar con una cooperativa, aprovechar las posibilidades del autoconsumo mediante placas fotovoltaicas o beneficiarse del bono social siempre que sea posible, hay una batalla política en cuyo trasfondo las compañías del oligopolio pretenden la continuidad de su posición de poder y sus sobrebeneficios. Beneficios extraordinarios que las eléctricas sacan de nuestros bolsillos mediante peajes y cargos, como hemos señalado más arriba, que han sido “cocinados” e incluidos en la factura a lo largo de los años, como es el caso de los “beneficios caídos del cielo”; los nunca justificados cargos por transporte y distribución; el “déficit de tarifa” o los “pagos por capacidad de respaldo”.»

«Necesitamos terminar con todas esas prebendas para pagar un precio justo, necesitamos seguir fortaleciendo un proceso de transición a un modelo renovable, con presencia de una empresa pública que haga de contrapoder al oligopolio, y necesitamos una gestión social y democrática de la energía, donde ésta sea un derecho inalienable de la ciudadanía».

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