Las residencias de mayores una institución inadecuada para vivir

Mayte Sancho, psicóloga de Matia Instituto Gerontológico y responsable del Observatorio del Envejecimiento y la Dependencia, analiza para Público (ver aquí) el actual sistema de residencias de mayores, una institución que para esta experta es necesario cambiar y renovar: «El problema de base está en la concepción de la institución. Las residencias no son lugar para vivir y mucho menos al final de tus días, compartiendo habitación con alguien que no has visto en tu vida. No podemos tolerar el modelo actual. No es adecuado, porque a nadie que preguntes querría vivir así. Con el actual modelo las personas no deciden y el día a día está impuesto: que te duchen sí o sí o que te impongan una hora de despertar. Eso se soluciona con otra mirada y acercarse de otra forma a los cuidados. No es problema solo de financiación, es un cambio de concepto».

Por su parte, el estudio Viviendas y alojamientos para personas mayores. La experiencia internacional publicado en la Revista Internacional de los Estudios Vascos, descarta de cabo a rabo el modelo de las residencias de mayores, con el que no se garantizan mínimos habitables: «Vivir en espacios diseñados desde un modelo que transita entre equipamientos hoteleros e instituciones hospitalarias genera, o más bien degenera, en modos de vida que nada tienen que ver con la cotidianeidad de las personas que allí sobreviven. La vida cotidiana se acerca a un modelo cuartelario y las posibilidades de preservar la intimidad y la dignidad de las personas son escasas».

En el mismo sentido de denuncia de las condiciones inadecuadas para vivir y en ocasiones vejatorias, se manifiesta la Asociación Estatal de Directores y Gerentes en Servicios Sociales, preocupada por situaciones como las sujeciones para los ingresados, una práctica habitual para atarles, que la organización tilda de «denigrantes». «Ni las situaciones de gran dependencia y de necesidad de cuidados, ni el deterioro cognitivo más grave, justifica que se atente contra la dignidad de las personas«, reza un documento elaborado por esta asociación, cuyo objetivo de la renovación de las residencias consiste en modificar la forma de pensarlas y construirlas.

La ministra Ione Belarra apuesta por un modelo de cuidados en el hogar por personal especializado

Conscientes de esa realidad, el Ministerio de Asuntos Sociales de Ione Belarra pretende un cambio profundo apostado por un modelo inspirado en los países nórdicos. Para ello aprobó hace un año un paquete de ayudas de más de 482 millones destinas a priorizar los cuidados de las personas mayores en sus domicilios, mediante el apoyo de personas cuidadoras especializadas. Reconvirtiendo  las residencia en centros de apoyo a los cuidados en el hogar, de manera que las residencias reduzcan la atención a 15 personas para ganar en intimidad, minimizar las rotaciones de los trabajadores y poner como prioridad la dignidad de las personas ingresadas. El Ministerio de Derechos Sociales también propone aumentar las ratios de cuidador por persona de forma progresiva hasta el 0,43.

A estos cambios que quiere llevar a cabo la Ministra Ione Belarra se oponen las empresas privadas del sector de las residencias, donde tienen intereses empresas multinacionales, fondos buitre, empresarios con Florentino Pérez o los Cosme (ALSA), a las que se han unido las comunidades autónomas de Castilla-La Mancha, Extremadura, Catalunya, Euskadi, Madrid, Andalucía, Ceuta, Murcia y Galicia que  se opusieron a la reforma propuesta por el Ministerio de Belarra. Las comunidades gobernadas por el PP (Castilla y León se abstuvo y volcó la balanza hacia el «no») junto a las nacionalistas y dos socialistas frenaron el consenso. A lo largo del mes de junio habrá una nueva intentona para buscar un consenso con las autonomías y desbloquear una renovación pendiente.

«La presión de las empresas privadas es importante para entender el conflicto. Hacen la resistencia máxima. Para la empresas es más beneficioso el actual modelo», sostiene al experta Maite Sancho. El nuevo enfoque se centra en la persona y en la que ella es la protagonista de sus cuidados, no el cuidador o la institución. Eso conllevaría menos beneficio. Es un pulso porque la dependencia tiene una fuerte presencia del mercado privado».

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