El Centro Europeo de Control de Enfermedades «califica a bares y restaurantes como escenarios de «alto riesgo» y propone su cierre entre las medidas severas para hacer frente a las variantes del virus más contagiosas. Todos los países europeos han actuado en estos establecimientos a lo largo de la pandemia».
Según informa el diario «El País», en noviembre, «cuando la Sanidad cántabra planteó el cierre, la hostelería respondió que si ellos fueran el problema, “los hospitales estarían llenos de camareros”. La por entonces directora general de Salud Pública en Cantabria, Paloma Navas, contestó con un dato: en ese momento era el sector con más bajas laborales por Covid19 de toda la autonomía, 844 en dos meses». «Un estudio de la Salud Pública del Reino Unido determinó que los trabajadores de la hostelería son el colectivo profesional de mayor riesgo de infección, solo por detrás del personal sociosanitario. Del mismo modo, un trabajo del Instituto Noruego de Salud Pública mostró que la tasa de infección entre los camareros era el doble que en otras profesiones.
Asimismo, «la revista Nature publicó en noviembre un estudio, basado en el movimiento de los teléfonos de 100 millones de estadounidenses, que alertaba del papel de la hostelería en los contagios. Los restaurantes son, según este trabajo, los locales más peligrosos, hasta tres o cuatro veces más que las siguientes categorías más expuestas: los gimnasios, los bares y los hoteles. Ponían un ejemplo: reabrir totalmente los restaurantes de Chicago provocaría unas 600.000 infecciones adicionales en un par de meses».