Un reciente estudio de la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar del Principado de Asturias constata que el 75,3% de las personas de 55 a 75 años prefiere vivir en su casa con cuidados que trasladarse a una residencia. El mismo informe revela que el 12,2% de los consultados elegiría vivir en un centro sociosanitario. La consejera Melania Álvarez ha presentado hoy el documento «Previsión de demanda de cuidados residenciales para mayores en Asturias», subrayando que el estudio demuestra que gran parte de las personas mayores quieren permanecer en sus domicilios y ha recordado que su departamento ya trabaja para atender a esa preferencia, mediante el refuerzo de la asistencia en el hogar.
Este estudio viene a refrendar lo observado, 15 años antes, por otra investigación social realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), por encargo del IMSERSO, sobre «Condiciones de vida de las personas mayores», realizado en el año 2006 a una muestra representativa de personas mayores de 64 años en el conjunto del territorio nacional. En esta investigación del CIS a la pregunta «En caso de necesitar ayuda, ¿ cuáles de estos recursos preferiría?», el 77,1% de las personas entrevistadas señaló que «Seguir viviendo en casa con atención y cuidados», seguido, a una considerable distancia, del 10,6% que escogió la opción «vivir con los hijos» o el escaso 4,5% que prefirió la opción de «vivir permanentemente en una residencia».
Como apuntan ambos estudios la demanda de la ciudadanía no pueden ser más explicita, es necesario que las administraciones no pierdan otros 15 años para ofrecer los servicios de ayuda a domicilio que las personas mayores reclaman muy mayoritariamente. Como señala Vicenç Navarro, Catedrático Emérito de Ciencias Políticas y Políticas Públicas de la Universitat Pompeu Fabra, urge el cambio potenciando los servicios domiciliarios, que ayudan a la familia y a la mujer a salir de su explotación.
Por lo demás, la oferta de plazas en residencias habrá de adaptarse a la demanda, modificando en muchos casos sus funciones. El futuro, apunta el profesor Navarro, «debería ser la atención domiciliaria, facilitando la permanencia de los ancianos en su hogar, bajo la supervisión de servicios domiciliarios públicos que cubran gran parte de sus necesidades. Y ahí es importante que estos servicios sean realizados por los profesionales de la atención domiciliaria», tal y como ocurre en los países más avanzados en materia de servicios a las personas mayores.